Silencio sepulcral en el PSOE. Su líder espiritual es el mismo que el del dictador chapucero Maduro. Sabemos que no había dignidad entre los socialistas de hoy, pero su silencio atronador y su perfil bajo son una muestra más de la indecencia que les estrangula.
El fraude electoral en los comicios venezolanos es un clamor. Existen dos perfiles que no lo quieren entender: los imbéciles y los que cobran del partido. Así que si usted está a favor del chavismo y piensa que Maduro no ha sucumbido, pregúntese en cual de los dos grupos está.
Abandonar a Venezuela a su suerte, con una mirada internacional que se posiciona en twitter y poco más, es una desvergüenza que retrata a nuestros gobiernos. La tiranía socialista ha llevado a la ruina un país antaño rico, provocando el exilio de más de una cuarta parte de la población. A Sánchez y sus socios, el único exilio que les importa es el que finge Puigdemont, mientras se emborracha de poder en Bélgica entre vinos y mariscos, para mayor sonrojo de ese partido servil y podrido que ha intoxicado prácticamente todas las instituciones del Estado.
La deriva autoritaria que ha convertido Venezuela en una dictadura chabacana con un payaso burlón al frente es un tabú para cierta izquierda española que simpatiza con el chófer tirano. Mientras Monedero y Zapatero bailan para obtener pingües beneficios, el país se muere de hambre, ante la pasividad de la comunidad internacional.
El sectarismo de algunos les impide diferenciar entre democracia y dictadura. Sólo hablan de la segunda para resucitar a Franco cuando se investiga la corrupción del hermano y la mujer del presidente del Gobierno. Los dictadores vivos no les interesan. Pero esa izquierda no son sólo los voceros del populismo en España, sino que hay todo un séquito de pseudo-periodistas dispuestos a arropar las tesis marrulleras del sanchismo y el chavismo. Ambos se parecen cada vez más, pero no todos saben ver el riesgo que ello representa para nuestra democracia.
Unos mandan callar y otros escriben twits. Menudo nivel…