Amigos hasta en el Infierno

En mi despacho de Coaching Espiritual, enseñamos a los clientes a ver las cosas tal y como son, no como nos gustaría que fueran y es una realidad que el mundo es cómo nosotros queremos verlo.

Cuando solo ves problemas y enemigos, todo te sale al revés y las energías no fluyen.

En cambio cuándo tienes la capacidad de ver lo positivo de la vida, esta te sonríe, las cosas te salen bien y te suceden cosas maravillosas.

Así es como veo yo la vida y cómo mi experiencia profesional me ha demostrado que son las cosas.

Cuando te creas enemigos, estos te amargarán la vida, pero cuando aprendes a darles la razón como a los locos, entonces ellos creerán que la tienen y te dejarán en paz, por una temporada.

Pero es bien cierto que, tener esa actitud no es sencillo, ya que nuestro carácter y nuestros valores, pueden revelarse ante esta forma de actuar.

Hace muchos años aprendí que, es positivo tener amigos hasta en el infierno, porque éstos te pueden ayudar cuando lo necesites.

No obstante, en ocasiones es una ardua tarea lidiar con el demonio y se nos hace excesivamente tedioso tener que hacerlo, pero en mi opinión es de ser buen estratega el aprender a hacerlo.

¿Te imaginas un mundo en el que todos pudiéramos decir lo que sentimos y pensamos en post de crear buena energía en lugar de todo lo contrario?

Hoy en día, en el que abundan las personas altamente sensibles y con la piel muy fina, esto es casi imposible de conseguir.

Es por ello que, debemos de intentar se buenos estrategas y aprender a ser diplomáticos y a tener personas que nos puedan ayudar en cualquier situación de la vida.

A mi, esta actitud me ha costado siempre mucho, ya que he sido una persona totalmente transparente y con una excesiva energía.

Esto en ocasiones, puede traernos problemas, por eso decidí aprender a gestionarlo y con los años he comenzado a ser más estratega, aunque todavía me queda mucho por aprender.

Por eso, querido amigo, no olvides que debemos aprender a tener amigos hasta en el infierno, para seguir creciendo día a día, como persona.