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Borrell y el gas

Por Gabriel Le Senne
jueves 10 de marzo de 2022, 04:00h

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Borrell pide a los europeos que corten el gas en sus casas, que así dependeremos menos de Rusia. Forreras (por cierto, ¿dónde está Alvise?) tiene la amabilidad de calcular el impacto de la sugerencia: podríamos comprar un 7% menos de gas a Rusia. Le consulto a mi hijo si estaría dispuesto a ducharse con agua fría para privar a Putin de unos eurillos. Me dice lo que opina de Borrell. Me consulto interiormente. Estaría dispuesto a poner la calefacción a tope día y noche, en ropa interior y con las ventanas abiertas, porque frío, no hace, sólo para mostrarle a Borrell lo que opino de él.

Estos líderes nuestros nos quitan las centrales nucleares, nos ponen en manos de Rusia comprando gas a cascoporro, pese a las advertencias de Estados Unidos, nos suben el precio de la energía por las nubes a base de impuestos y de transiciones ecológicas, le tocan las narices a su proveedor, y luego nos piden que lo arreglemos nosotros. Josep, querido, arréglalo tú, anda, que para eso cobras.

Dicen los que saben que esto se veía venir de lejos. Hay opiniones distintas, claro, pero les voy a resumir las que probablemente conocen menos, porque están mal vistas. Qué daño hace el pensamiento único. Si les interesa conocerlas, las tienen en mi canal de Telegram: Fernando del Pino, Vicente Miró, Rafael Poch, en fin, hasta el mismo Kissinger. Sintetizando, dicen que el problema viene del colapso de la URSS. Que las fronteras de Ucrania son un tanto arbitrarias. Que se les dio a entender que la OTAN se disolvería o, al menos, no avanzaría hacia el Este. Que se tuvo la posibilidad de integrar a Rusia en una estructura común europea de seguridad, que los rusos estaban por la labor. Pero que luego se hizo lo contrario: la OTAN avanzó, Estados Unidos abusó, y se dedicó a torpedear a Rusia todo lo que pudo.

Habrán oído ustedes de los conflictos de Yugoslavia, Irak, Afganistán, Irak otra vez, Libia, Siria, entre otros. Países que la OTAN o Estados Unidos atacaron y, en ocasiones, invadieron. Los rusos llevan décadas a la defensiva. Y llevan años advirtiendo del problema ucraniano. De que en su opinión se vulneraban los tratados, y de que había cosas que no estaban dispuestos a tolerar. Hasta que han explotado.

¿Estoy justificando su ataque? De ningún modo. Sólo pretendo señalar que existe otra visión del conflicto; una visión que se ha censurado porque es completamente opuesta a la que nos trasladan nuestros medios. No creo en relatos maniqueos. Ni en nuestra guerra civil, ni en los indios y vaqueros (las películas del Oeste son pura propaganda), ni casi nunca. Cuando le cuentan un cuento sencillo de buenos y malos, puede estar seguro de que muy probablemente le están trasladando una visión sesgada, parcial. Propaganda, en definitiva.

Estamos ante un episodio más de una lucha de poder geopolítica, y ningún bando es inocente. Ni nuestros líderes, y lo acabamos de comprobar durante esta pandemia, con todos sus abusos inexplicables. Por cierto, ¿ha oído usted que los rusos afirman haber ocupado laboratorios de investigación biológica? ¿Que su ministro de Defensa ha salido exhibiendo documentos y acusando a la OTAN de estar desarrollando nuevos virus y armas biológicas, violando los tratados internacionales? A ver si va a resultar que donde había armas de destrucción masiva era en Ucrania.

Saquen el gran angular: hay mucho más de lo que nos cuentan. Es la lucha de Estados Unidos por conservar su hegemonía. Por el momento puede seguir interesándonos estar de su lado, pero abramos los ojos: somos vasallos de un imperio con las manos manchadas. Rompieron el mundo hispano en pedazos para mantenernos sometidos, como explica Marcelo Gullo. Nos arrebataron Cuba, Puerto Rico y Filipinas. A México, la mitad de su territorio. Y nos tienen tan en su puño, que hasta hemos preferido olvidar su agresión. Someterían igual a Rusia, si se dejara. Y a China, y a la India, y a quien se resista.

¿Importan estos juegos de poder a un liberal cristiano? Importan, en cuanto son injustos, causan sufrimiento y siembran muerte y opresión. Pero, en el fondo, los que mandan en todo el mundo son bastante parecidos: abusan todo lo que pueden. “Los jefes de las naciones las gobiernan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder”. Por mí a Borrell lo podríamos juntar con Putin, y si quieren guerra, que peleen ellos. Y si quieren guerra económica, que se corten ellos el gas, de su casa y del Parlamento Europeo, hasta que firmen la paz.

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