La investigación comenzó en el mes de enero del 2018 gracias a la cooperación internacional. Los agentes recibieron una información sobre un usuario español que contactaba a través de Internet con otro usuario de Sudamérica, compartiendo archivos de contenido pedófilo.
Tras varias gestiones, los agentes confirmaron que se trataba de un individuo afincado en Valladolid y lograron su plena identificación, comprobando que el pedófilo era un jubilado de 68 años.
Los agentes realizaron la entrada y registro en el domicilio y localizaron diversos dispositivos electrónicos. Tras su análisis, los investigadores encontraron cientos de vídeos con contenido pornográfico de menores clasificados en carpetas, algunos de gran crudeza en los que aparecían incluso niños de corta edad.