Una de las consecuencias que se repite siempre que las lluvias caen con fuerza en Maó es el hecho que las aguas del puerto acaban teñidas de marrón.
La gran cantidad de residuos arrastrados por el agua más la inundación de los vergeles de Sant Joan, llevan hasta la rada mahonesa una gran cantidad de tierra, matojos y restos vegetales que acaban enturbiando, y de qué manera, las aguas.