Detrás de los logos, hay personas. Detrás de las marcas, hay historias. Detrás de los logos y marcas hay creadores de esas historias. Hace apenas unos días dijimos adiós a un gran creador publicitario, a uno de los grandes precursores de la publicidad y el marketing en las Islas Baleares. Todos los que tuvimos la suerte y gran oportunidad de trabajar con Miguel, sabemos que no dejó a nadie indiferente. Ni en lo profesional ni en lo personal. A menudo, las historias o las marcas personales de quienes se han dedicado precisamente, a “vender marcas” durante tanto tiempo se ve injustamente manchada por informaciones que simplifican toda una vida de logros, trabajo arduo y sacrificios… Sin duda, la historia de Miguel Romero, merece un reconocimiento.
Nadie contará el mimo del publicista por sus cuentas, la pasión que ponía por su trabajo y negocio. Nadie contará como puso la primera identidad de muchas marcas, algunas incluso ya cotizan en bolsa, que hoy lucen grandes letreros publicitarios en nuestras Islas, pero que un día empezaron con un esbozo de logo o una imagen corporativa que dio la vuelta al mundo, que alguien parió y más tarde evolucionó. Nadie contará lo que enseñó y formó a los que pasaron por su agencia, dando la oportunidad de desarrollarse con libertad en la empresa, y crecer al mismo tiempo. Y si todos lo olvidan, es oportuno que alguien lo recuerde.
Recuerdo que me empeñé en entrar en esa agencia de publicidad porque tenía el convencimiento que sería una escuela para mí. Insistí, un día y otro, hasta que Miguel me pudo recibir. Mi insistencia le llamó la atención, y gracias a ella y a su corazonada, hice mi mejor “Máster en labor comercial y publicitaria” posible. Hoy, y a pesar de lo que ha llovido y acontecido, volvería a insistir y hacer horas en aquel sofá y en aquella agencia publicitaria, para aprender lo aprendido al lado de Miguel (Sr. Romero).
Sin duda, como hombre hecho a sí mismo, a muchos le imponía su figura y carácter. Cierto es que imponía autoridad y respeto en el gremio. El mismo que hoy merece y que todos los que le apreciábamos queremos brindarle con estas palabras. Al final las grandes gestas no son las que se publicitan, al final es lo cotidiano y el bien que hayas hecho a muchas personas con las que hayas topado, eso es lo que prevalece y transciende, aunque no lleve “cartel publicitario” y muchas veces no sea lo que “más venda”.
Por eso Miguel, creo que con éstas humildes y sinceras palabras, quiero en nombre de muchos aprendices, dignificar la figura del maestro, ya dejó dicho un sabio latino que “enseñar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida”.
Gracias, maestro. Descanse en paz.
MARTA ROSSELLÓ (Palma de Mallorca)