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La Iglesia Católica

jueves 12 de mayo de 2016, 11:47h

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Unas breves consideraciones sobre la Iglesia Católica, despreciada hoy e históricamente por ciertos sectores de la izquierda ideológica. Respetando las creencias individuales, Dios promete al primer hombre la redención de su culpa con el envío de un Mesías.

Recuerda esta promesa a través de sus enviados en el Antiguo Testamento, confirmada con el nacimiento de Jesús en Belén, descrito en el Nuevo Testamento. Jesús de Nazaret se manifiesta con claridad Hijo de Dios por su predicación y milagros, constatados por cronistas e historiadores, desde el filósofo estoico sirio Mara Bar-Serapion en torno al 73 d.c., romanos como Plinio el Joven, Suetonio, el gobernador y senador Cornelio Tácito, Cayo Cecilio, el mismo Emperador Adriano, y judíos como el historiador Flavio Josefo, -cuya obra fue escrita en Roma, en lengua griega-, o Joseph Klausner (1874/1958), profesor de Literatura Hebrea. Jesús murió voluntariamente en la cruz. Este hecho no se produce por un afán de heroísmo suicida y sin un elevado objetivo. Es impensable que alguien se someta a un tormento tan atroz de forma voluntaria y sin motivo.

La supervivencia de la Iglesia y su notable peso en la sociedad actual son hechos extraordinarios que deben su impulso inicial en el primer siglo d.c. a unos personajes con una formación elemental, en absoluto dotados para la comunicación o la literatura, con escasa capacidad de persuasión y liderazgo, hecho que confiere al desarrollo de la Iglesia y su influencia presente unas connotaciones sobrenaturales innegables.

Si aceptamos lo expuesto, un no creyente podría admitir la existencia de argumentos que avalan la importancia de Jesucristo y de su Iglesia, sustentando una reflexión sobre la fe. Si nos centramos en el aspecto social, llegar incluso a comprender que sus virtudes se complementan con la búsqueda de la perfección en la caridad hasta convertirse en la primera ONG del mundo. En síntesis, hasta se podría explicar cierta resistencia en la admisión de estas realidades históricas, pero lo que ya resulta difícilmente comprensible desde la coherencia intelectual son actitudes hostiles contra la institución que más ha buscado el bien espiritual y material de la humanidad, con sus errores.

Miguel Ferrer Sancho
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