Solo quedan seis misioneros y son mayores. Así, justifican su decisión los Missioners dels Sagrats Cors (Mmsscc) su decisión de abandonar el Santuari de Lluc y entregar su administración a la Diócesis de Mallorca. Los conocidos como Coritos saldrán de Lluc después del verano, fecha en la que el Obispado deberá hacer asumir la gestión del lugar. Comienzan una tarea contrarreloj del Obispado para dar con la fórmula que garantice la actividad religiosa y educativa en Lluc. No se había producido un cambio así desde 1891. La falta de vocaciones religiosas pone punto y final a los Coritos de Lluc.
Desde el Obispado se confirma que la Escolanía se mantendrá. Es allí donde se forman el coro de los Blauets. En la escuela se imparte Primaria y ESO. No está claro aún qué sucederá con el culto. A falta de una congregación que pueda asumir el santuario, podría establecerse un sistema de rotación de sacerdotes para oficiar misa.
Pero ello no resuelve otro problema: la gestión y mantenimiento, sobre todo teniendo en cuenta la elevada afluencia de visitantes nativos y turistas. Todo apunta a que la gestión será asumida por el Obispado mientras se busca otra congregación, extremo en nada sencillo dado el alarmante y continuado descenso en el número de seminaristas. Por primera vez en 128 años, Lluc podría quedar vacío, sin ninguna congregación al cargo.
SOLO ACEPTAN FRAILES MALLORQUINES
Y he ahí donde radica el origen de la drástica medida anunciada, la falta de vocaciones. Ello se agrava por la exigencia de que los Coritos sean mallorquines. La congregación exige que los frailes sean nativos de Mallorca por lo que no pueden aceptar a otros llegados del resto del país o del extranjero, una condición que, de facto, hace imposible su continuidad en Lluc y que amenaza su propia existencia futura.
PREOCUPACIÓN EN EL OBISPADO
Por su parte, desde el Obispado han manifestado su "sorpresa y dolor" tras el anuncio y ha explicado que desde el primer momento, se está tratando el asunto con los órganos principales de la Diócesis para "abrir un periodo de reflexión para estudiar cómo se hará frente a la atención del santuario en todas sus áreas".
Según han explicado, la situación plantea un nuevo reto que la Diócesis deberá afrontar y ha pedido a toda la Iglesia de Mallorca que les acompañe en este "tiempo de reflexión con la oración, para que la decisión que se tome sea la más acertada".