Lamento por Galadriel

Somos muy afortunados, como dice mi amigo Alejandro, por tener la trilogía de Peter Jackson (2001-2003), a tiempo de emplear los avances tecnológicos para recrear la belleza de la Tierra Media, sin caer en la deprimente corrección política ‘woke’. Prueben a ver el vídeo que les he enlazado a pantalla completa y con el volumen a tope, y si no sienten nada, pasen al siguiente artículo, gracias. Será mejor para todos.

Mucho se ha escrito sobre la nueva serie de Prime: una serie para gobernarlos a todos, una serie para encontrarlos, una serie para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas, en la tierra de Amazon donde se extienden las sombras.

Y no es el tema racial lo peor, aunque es cierto que Négrolas y los Dwarf Lives Matter molestan. No tengo nada en contra de la negritud, sólo faltaría: todos somos hijos de Dios. Me molestaría igual que los 7 samuráis o el Príncipe de Bel-Air fueran blancos. Es la coherencia, queridos amigos, la coherencia. Algo que, como los elfos, se retira de nuestro mundo.

Y el respeto a la obra y al autor. ¿Por qué tienen que coger la obra de Tolkien y quedarse sólo con lo accesorio, con los nombres y la geografía, y corromper lo importante? ¿Para eso, por qué no se inventan todo? ¿No comprenden que pasarán a la historia por hacer algo así como el Ecce Homo de las series? Por cierto, no se pierdan las últimas noticias del Ecce Homo de Borja: éramos pocos y llegó la IA.

En fin, volvamos al asunto: lo que más daño hace es lo que parece -sólo llevamos dos episodios- que han hecho con el personaje de Galadriel. ¡Galadriel, hija de Finarfin, príncipe de los Noldor, prima de Lúthien Tinúviel! ¿Qué te han hecho? ¡Tú, nacida en Valinor antes de la Primera Edad; tú que contemplaste la luz de los Árboles Laurelin y Telperion en las Tierras imperecederas! ¡Esposa de Celeborn, madre de Celebrian, que a su vez engendrará a Arwen! ¿Dónde está tu familia? ¿Te han convertido en una simple guerrera soltera y empoderada, en una Lara Croft, una Milla Jovovich en Resident Evil? ¿No te mueve más que el deseo de vengar a tu hermano Finrod, cuya muerte por cierto también han alterado haciéndola vulgar y sin sentido? ¿Hemos de soportar que los memes te comparen, con razón, con Íñigo Montoya, “tú mataste a mi hermano, prepárate a morir”? ¿A ti, en quien los estudiosos han percibido rasgos de la Santísima Virgen María?

En fin, no queda sino lamentarnos, y recordar cómo te describió tu autor.

“En dos asientos que se apoyaban en el tronco del árbol, y bajo el palio de una rama, estaban el Señor Celeborn y Galadriel. Se incorporaron para dar la bienvenida a los huéspedes, según la costumbre de los elfos, aun de aquellos que eran considerados reyes poderosos. Muy altos eran, y la Dama no menos alta que el Señor, y hermosos y graves. Estaban vestidos de blanco y los cabellos de la Dama eran de oro y los cabellos del Señor Celeborn eran de plata, largos y brillantes; pero no había ningún signo de vejez en ellos, excepto quizás en lo profundo de los ojos, pues éstos eran penetrantes como lanzas a la luz de las estrellas y sin embargo profundos, como pozos de recuerdos.”

“Era una reina de los Elfos del bosque, la esposa de Celeborn de Doriath, pero ella misma era de los Noldor y recordaba el Día antes de los días en Valinor, y era la más poderosa y bella de todos los Elfos que quedaron en la Tierra Media.”

Recordemos que el poder para Tolkien era sobre todo espiritual, no sólo físico y menos, acrobático. Algunos, como Diego Blanco, ven en los elfos en retirada a los antiguos cristianos. Por ejemplo, Finrod Felagund, hermano de Galadriel, luchó contra Sauron con canciones de poder. Esto es algo que supo recoger bastante bien Peter Jackson, pese a algún exceso hollywoodiense.

Otro día hablaremos del pobre Durin y su oscura y barbilampiña esposa.

“El Mal no puede crear nada nuevo, solo corromper o arruinar lo que las fuerzas del Bien han inventado o construido” (J.R.R. Tolkien)