La gran muralla azulona

Más allá de que la entrega de todos los jugadores que saltaron al campo fuera una vez más absoluta, la ausencia de Ante Budimir se notó mucho este domingo. El equipo de José Bordalás está muy bien armado en todas sus líneas, pero en defensa suele ser normalmente una muralla, circunstancia que quedó demostrada en el hecho de que el conjunto de Vicente Moreno no consiguió rematar ni una sola vez entre los tres palos. En ese sentido, Budimir podría haber ejercido quizás de potente taladro gigante.

El Mallorca suele defender también muy bien a nivel de centrales, pues Raíllo y Valjent son un auténtico muro, a veces de hormigón y otras de cemento armado. El peligro suele llegar normalmente por las bandas, como habíamos visto ya en algunas jornadas previas y como se demostró en la consecución del tanto que finalmente dio la victoria al Getafe. El gol de Maksimovic, que remató de cabeza sin ninguna oposición, evidenció esas lagunas defensivas puntuales, que nos han costado ya varios puntos, no sabemos aún si tal vez finalmente decisivos.

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Construir muros requiere tiempo, dedicación, sabiduría y paciencia. Dicen, por ejemplo, que se tardó unos 200 años en construir la Gran Muralla China. Algo menos han tardado Bordalás y el Getafe en construir su propia muralla en Primera División, apenas tres años. A falta de sólo doce jornadas para que acabe el actual campeonato, la desazón que ahora mismo nos invade a los mallorquinistas es pensar que, por unas razones u otras, quizás nosotros no tengamos ya tanto tiempo.