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Incivismo impune en Playa de Palma

martes 29 de mayo de 2018, 22:00h

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El video que publicaba este martes mallorcadiario.com con la aglomeración de personas en un concierto ilegal celebrado en el mismo paseo de la Playa de Palma muestra perfectamente la situación a la que se enfrenta la zona este verano. Ruído, consumo de alcohol en plena calle, equipos de música, masa de gente congregada impidiendo el tránsito normal por el paseo, ausencia de policia... El video refleja lo que significa la total falta de control municipal sobre las áreas públicas de una de las zonas que atraen mayor número de turistas a Mallorca.

Las quejas de los vecinos, comercios y restaurantes de la zona no hacen más que reiterar argumentos esgrimidos desde hace demasiado tiempo, reflejando tanto la desesperación como la más absoluta desconfianza de los afectados hacia los dirigentes municipales, incapaces de consensuar la ordenanza cívica que se prometió y que sigue sin aprobarse. Mientras tanto, situaciones como la de este fin de semana se siguen produciendo con total impunidad.

Los restauradores de la zona critican que a ellos se les somete a todo tipo de inspecciones sobre los niveles de ruido y los horarios de apertura, mientras que este tipo de acciones sin ningún tipo de autorización oficial pueden desarrollarse sin que intervenga la Policía Local. En Palma, la ley existe para los que cumplen con la reglamentación que les atañe, pero resulta inexistente para quienes deciden hacer lo que les viene en gana sin estar sujetos a ningún tipo de obligación, aunque sus acciones resulten molestas para el resto de personas que viven o transitan por la zona. La imagen de ciudad sin ley es real, lo que contribuye a que los visitantes puedan considerarse dispensados de mayores responsabilidades cívicas.

Urge una reglamentación que determine lo que se puede y lo que no se puede hacer en Palma, especialmente en zonas de gran afluencia turística como la Playa de Palma. Tras el fracaso de las negociaciones entre los partidos que gobiernan Cort, este será el tercer verano sin una ordenanza cívica que permita actuar a la Policía Local contra el botellón, el trile, el top manta o la prostitución callejera. Algunos miembros del gobierno municipal parecen sentirse cómodos con esta situación que ni prohibe ni sanciona estas prácticas, pero su condición de gobernantes les obliga -especialmente al alcalde Noguera- a adoptar cuanto antes una solución al problema y desbloquear lo que los vecinos y empresarios de las zonas afectadas demandan.