Huguet no quiere partidismos

El rector de la UIB, Llorenç Huguet, ha sido muy claro en la inauguración del curso universitario. No quiere ni partidismos ni miserias personales en el seno de la máxima institución docente del Archipiélago. Desea una universidad centrada en el esfuerzo formativo, científico y de investigación. Rechaza las capillitas y los cenáculos sectarios que más pronto o más tarde acaban por deteriorar el ritmo de la institución. También la sin injerencias externas. Desea una UIB por encima de todos, incluso de sus propios integrados tomados uno a uno.

Ya era hora que un rector se atreviese a hablar de forma tan directa. Este es el mejor ejemplo que se puede ofrecer a los alumnos. La UIB debe funcionar como una maquinaria bien financiada, eficaz y que vaya ganando puestos en su reconocimiento nacional e internacional.

Es espíritu transmitido por Huguet puede resumirse en una sola palabra: profesionalización, que es sinónimo de independencia, solidez de criterio y profundidad intelectual.

A eso han de comprenderlo los que confunden la Universidad, desde dentro, como un club ideológico y desde fuera como un instrumento manejable.

Las mejores universidades del mundo se distinguen por su personalidad, sea jurídica, moral o científica. Eso es lo que les da auténtica categoría y conlleva que sus alumnos asuman un sello distintivo que les acompaña a lo largo de sus vidas, tanto desde una perspectiva profesional como personal.

Huguet tiene las ideas claras. Ahora lo deseable sería que algunos que tiene al lado lo asuman y lo conviertan en realidad. Lo mismo puede decirse de los que aspiran a manejar la UIB desde fuera.