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Hay que construir el eje Balears-Canarias

sábado 31 de mayo de 2014, 09:07h

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Las palabras del presidente canario, Paulino Rivero, indignado por la aprobación de las prospecciones petrolíferas en su archipiélago y advirtiendo a Balears que ponga sus barbas a remojar, ha de servir de acicate para que ambos archipiélagos se unan en objetivos comunes.

Rivero no tiene ninguna duda: las torres petrolíferas acabarán por llegar cerca de las costas balares tras un mar de buenas palabras por parte de Madrid que en la práctica se pueden convertir en puñalada por la espalda. Rivero advierte que sumando el potencial económico de ambos archipiélagos, unos 30.000 millones de euros anuales de PIB, Madrid tendrá que ceder y tener en cuenta el ser y el sentir de dos millones y medio de ciudadanos isleños del Atlántico y del Mediterráneo. Eso dice la lógica. Y hay que prepararse para dar muestras de capacidad de resistencia.

Es imprescindible construir este eje. Hay muchísimos puntos comunes entre ambos conjuntos de islas: medioambiental, turístico, de protección de los hechos insulares y. sobre todo, de superación del actual sentimiento de debilidad. Rivero no tienen ningún complejo en decir que Madrid ve a las Canarias como "colonias africanas". Balears no está tan al sur como Canarias, pero su Govern y su población sí ha detectado demasiadas veces un sentimiento de prepotencia y superioridad por parte de las élites dirigentes de la capital.

Es necesario establecer una posición de firmeza. La comunidad balear no puede permanecer impasible. Es posible que en la cumbre Goberno-Govern de la próxima semana se escuchen buenas palabras capitalinas, poniendo en duda que se harán las prospecciones petroleras. Pero tal y como ha pasado en Canarias, al final todo indica que se impondrá, implacable, el deseo de sacar petróleo de donde sea.

Un eje Balears-Canarias podría hacer mucho para frenar la imposición de este negocio especulativo a cualquier precio a dos comunidades que viven del turismo. Está en juego el prestigio de las islas. Están en peligro sus costas y el turismo. Hay que saber ser fuertes, firmes y ofrecer toda la resistencia posible a este atropello.