Este martes se cumplen diez años de la muerte de Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada, los dos jóvenes guardias civiles que fallecieron en el atentado de Palmanova. Fueron las dos últimas víctimas mortales de ETA en España y, transcurrido este tiempo, aún no se ha podido esclarecer la identidad de quienes les asesinaron.
La bomba que acabó con sus vidas estalló poco antes de las dos de la tarde el 30 de julio de 2009; el artefacto estaba oculto en el coche patrulla al que acaban de subir Diego Salvá, mallorquín de 27 años, y Carlos Sáenz de Tejada, burgalés de 28, ambos con apenas un año de servicio en la Guardia Civil. Su muerte causó un gran trauma en las Islas, donde hasta entonces no se había producido ninguna víctima por la acción de la banda terrorista. Casi dos décadas antes, el 30 de julio de 1991, ETA ya había actuado en Mallorca, haciendo explotar en Palma un coche bomba ante un bloque de viviendas militares y otra bomba ante una finca ocupada por oficiales. A causa de ambos atentados, hubo varios heridos leves. Posteriormente, en agosto de 1995, la banda fracasó en su intentó de disparar al rey Juan Carlos desde un bloque de viviendas próximo al muelle donde atracaba el yate Fortuna.
En Palmanova, ETA sí consiguió su objetivo y la muerte de los agentes sacudió la sociedad balear, a caballo entre la indignación y la consternación por un hecho criminal que, lejos de mayores conquistas, únicamente iba a conseguir segar la vida de dos jóvenes, en un acto tan cobarde como trágico e irreversible.
En estos diez años, ETA -superada por la acción policial- ha dejado de matar. Aunque no han desaparecido quienes siguen homenajeando a los asesinos ni quienes pretenden trasladar a las instituciones el mismo debate que la banda quiso imponer con las armas.
Estos hechos hacen necesario un mayor homenaje a las víctimas. Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada serán recordados este martes con una ofrenda floral en el mismo lugar en el que perdieron la vida. Por la tarde, en su honor, se celebrará una misa en la Catedral de Mallorca. Será un momento para el recuerdo donde los familiares y muchos de los que vivieron en primera persona la tragedia rememorarán el dolor de aquellos días.
Es justo recordarlo, de la misma manera que será justo no cejar en la investigación de la autoría del crimen, dedicando tiempo y recursos a identificar los autores materiales del atentado. Aunque hayan transcurrido diez años, la Justicia y los medios policiales deben perseverar en su empeño y no dar la sensación de que no se hace nada, como apuntaba estos días el padre de Diego, Antonio Salvá.