Las Baleares cuentan con 149 pequeñas islas e islotes que contienen plantas vasculares o fauna terrestre. Son joyas del patrimonio natural. Su separación física de las islas mayores ha generado en algunos casos la evolución de divisiones exclusivas, que en todo el mundo solo viven en estos pocos metros cuadrados en medio del mar, y donde se han podido preservar de algunos impactos graves (como la introducción de especies invasoras) que han afectado y afectan las islas mayores.
El caso más conocido es el de las lagartijas, pero existe también un número importante de especies invertebradas y también algunas especies vegetales. Por otro lado, con un litoral bastante o muy humanizado en las islas mayores, los islotes son reductos para las aves marinas que se encuentran más seguras para descansar y en ciertas ocasiones reproducirse.
Según el análisis realizado por el GOB, 121 de estos islotes están amparados por figuras de protección (81,2 por ciento), puesto que forman parte de parques naturales, parques nacionales (Cabrera), reservas naturales o espacios de la red Natura 2000 (ZEC, LIC o ZEPA). Los 28 restantes (18,8 por ciento) no están amparados por ninguna figura de protección de espacios naturales.
Desgraciadamente la protección de un espacio natural con alguna de las diferentes figuras disponibles no siempre significa la existencia de un marco de ordenación de los usos, y cuando este existe también nos podemos encontrar que resulte insuficiente para abordar las necesidades de conservación de los islotes.
Así, buena parte de los impactos que sufren los islotes son causados por el acceso de personas, que puedan generar molestias graves a la fauna presente (generando mortalidad o fracaso en la reproducción) o facilitar el acceso de especies depredadoras o invasoras. Si se revisa cuál es la situación del conjunto de los islotes en cuanto a la disponibilidad de marco legal que regule el acceso de personas se encuentra que además de la mitad de los islotes (82, el 55 por ciento del total) se puede acceder libremente y en cualquier época del año sin tener que contar con ningún tipo de autorización.
En un panorama balear de crecimiento poblacional, de incremento de las actividades ciudadanas al medio natural y de popularización de mediados de navegación económicos y por tanto accesibles a una parte importante de la población (kayaks y tablas de paddel-surf), la presión a los islotes está experimentando un incremento muy importante. Muchos de ellos son accedidos habitualmente durante el verano, bien sea con embarcaciones o bien sea nadando.
El GOB afirma que es evidente la necesidad de dotar al conjunto de los islotes con medidas legales que permitan regular el acceso de personas como mínimo en determinados momentos del año, y mientras la Consellería de Medio Ambiente responde a esta necesidad, piden a bañistas y navegantes que por responsabilidad se abstengan de acceder a dichos islotes.
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