Evitar que los autobuses sean un mayor escenario de contagios

Los autobuses de Palma han limitado el número de pasajeros con el fin de reducir el riesgo de contagios en un transporte público que, en plena pandemia, ha sido escenario de aglomeraciones y una escasa ventilación. La EMT reduce a un tercio la capacidad de sus vehículos, una capacidad que hasta ahora era del 70 por ciento, aunque no siempre existía un control preciso de que tal norma se cumpliera realmente.

Ahora, las plazas tanto sentadas como de pie serán un 33 por ciento del total establecido para el vehículo. Así, en un bus de doce metros, por ejemplo, la capacidad total será de 34 personas y en uno de 18 metros, se autorizarán hasta 48 viajeros. La medida llega cuando hace ya meses que las limitaciones de aforos se habían aplicado en comercios y, sobre todo, en establecimientos de restauración, unos entornos mucho más vigilados y, por su escasa capacidad de sufrir aglomeraciones, menos proclives a fomentar la propagación del virus.

La decisión es de aplaudir, aunque haya llegado con retraso. Lo importante en todo caso es que realmente pueda controlarse la limitación y que los asientos indicados como no disponibles ciertamente no sean ocupados. También convendría establecer medidas precisas para una mejor ventilación de los vehículos, unos espacios idóneos -como indican los especialistas- para que se produzcan contagios a través de la respiración, las conversaciones y los aerosoles que ello provoca.

En la capacidad de controlar ambos elementos -capacidad y ventilación- reside buena parte del éxito a la hora de frenar la propagación del virus en Palma, el municipio que más sufre la nueva oleada de contagios. El transporte público no puede ser un vehículo para la expansión de la pandemia, especialmente cuando las autoridades sanitarias alertan del preocupante aumento de casos en Mallorca y cuando la isla se halla en puertas de unas nuevas restricciones que, si nada lo remedia, llegarán la próxima semana.