El miedo generalizado producido ante un posible contagio por coronavirus es uno de los efectos más perversos de la extensión de la enfermedad, que podría conllevar consecuencias de alcance impredecible, más allá del tema puramente clínico. El presidente del Colegio Oficial de Psicología de Baleares, Javier Torres, reflexionaba este jueves en mallorcadiario.com sobre esta circunstancia y concluía que el miedo es tan contagioso o más que un virus, propagándose con gran facilidad entre personas y colectivos.
Reacciones de sentido común como buscar información fiable y verídica o mantener las rutinas habituales, con la prevención lógica que aconseja una higiene personal adecuada, son para el doctor Torres, elementos suficientes para convivir con la alarma sanitaria mundial que se ha decretado en torno a esta enfermedad y, en muchos casos, para evitarla.
Los psicólogos recomiendan que no hay que dejar de viajar, ni de salir, ni de hacer todo aquello que nos guste; se trata, simplemente, de ser precavidos. Como ocurre con cualquier otra enfermedad. El miedo desmedido que se ha desatado en muchos ámbitos no se corresponde con una realidad que sitúa las muertes por coronavirus por debajo de las producidas cada año por la gripe o por otras enfermedades que castigan mucho más a la población, especialmente cuando se trata de personas de riesgo, mayores o con historiales clínicos previos.
Instituciones y organismos oficiales ya advierten de los efectos negativos que este miedo generalizado puede tener en la economía mundial, aproximándonos a una recesión que sería de fatales consecuencias para países como el nuestro o los de nuestro entorno. La cancelación de eventos, congresos, cursos, reuniones, viajes, competiciones deportivas, fiestas populares..., bajo el argumento de que son escenarios de riesgo, sin duda reduce posibilidades de contagio; de la misma manera que se reducirían si todos nos quedásemos en nuestras casas para evitar contraer cualquier enfermedad. Algo que no hacemos.
Ante tal situación, la lógica aconseja no dejarse llevar por el pánico y confiar en que la vertiente médica seguirá sus protocolos de actuación acomodándolos a la evolución que registre el fenómeno. Disponer de buena información y respetar unas obvias normas de higiene pueden hacer mucho por la economía mundial, haciendo frente a un virus, el del miedo, que puede resultar letal.