"Por las arenas de los desesos
camina el paria de los excesos
buscando un bar que quede abierto
y sólo encuentra el desheredo.
Son las arenas del desapego
de las aceras de un desierto
en donde lidian los desesperos
confundidos con el deseo.
Y es que no corren buenos tiempos;
el del arco con sus alas se ha vuelto viejo.
En París ya ponen bombas
y la cigüeña ya es de otro cuento.
Y es que matamos a la princesa
por gilipollas y por inconsciencia;
y la aquiescencia de esa incontinencia
también mató a supermán y a su licencia.
Viva el vino y Cenicienta!;
su coraje y, de ambos, siempre su venia.
Que yo quiero contarle a mi hija, y a mi madre cuando sea vieja,
más cuentos de princesas."
Claudio de Andrés Alegría.
Santa Margalida.