El lado correcto de la historia

La frase lleva años repitiéndose en boca de todo tipo de políticos, filósofos, agoreros y mentirosos. Los últimos han sido Cristina Kirchner, Daniel Noboa, el gobierno de la República Popular China y Pedro Sánchez; el nuestro. También lo han dicho los nacionalistas, separatistas, republicanos, comunistas, los de Vox y los del PP. Es decir, todo quisqui utiliza la expresión, y se viene utilizando desde el año 1800, cuando Hegel, el filósofo alemán, explicó su opinión sobre la historia. Es una teoría socialista, que utilizan hoy todas las ideologías del mundo. En concreto, cuando se utiliza, lo que se quiere decir es que la historia, la antigua, o el pasado más reciente, es una equivocación. La culpa la tiene el pueblo que aceptó estar sometido por un dictador y que ahora hay que empujar el día a día para conseguir una nueva sociedad, socialista, por supuesto, que nos llevará desde un pasado primitivo hacia un futuro ilustrado. Karl Marx continuó con ese pensamiento y fijó la base de su discurso hacia el comunismo. Hoy son estos gurús del socialismo filosófico los que intentan mantener vivo el pensamiento del siglo XVIII. Como consideran que la historia, es decir, el pasado, fue un error, intentan eliminar los defectos del pasado a sangre y fuego. Sangre la de las personas que fueron asesinadas por uno y otro bando en todos los países del mundo. Las que fueron esclavizadas en todo el mundo. Fuego que quemó las ciudades de Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, España, Japón. China, Europa y las últimas: Palestina, Israel, y Ucrania. El lado correcto de la historia es una falacia. La historia la escriben los que vencen, primero, y la reescriben los perdedores después. Es decir, todo es mentira y, como dijo Campoamor, del color del cristal con que se mira. Por esta razón, la sociología moderna intenta que el ciudadano pueda tener toda la información y sus versiones sobre todos los hechos que han construido nuestra sociedad actual. Solo desde el conocimiento, desde la información libre e independiente, desde la literatura académica aceptada por las universidades; solo con estas herramientas se podrá forjar una idea aproximada, pero nunca completa, de lo que ha sido nuestra historia. Y cuando veamos lo que hemos hecho, antes de echarnos a llorar, intentemos llegar al futuro con otra intención. Esta vez la de hacer lo mejor para nosotros mismos y para nuestros vecinos, paisanos, compañeros, amigos y lo que se les ocurra, pero no será posible en este momento de la historia, en que unos quieren la eliminación ideológica y física de los contrarios: los enemigos políticos y económicos. Estos, que se presentan como Padres de la Nación o de la Patria, del País o del Pueblo, estos serán los tiranos del futuro, como lo fueron en el pasado. Quien no conoce su pasado no entenderá su futuro. No solo están en el lado equivocado de la historia, están en el lado equivocado de la razón y de la humanidad.