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El desayuno a la mallorquina

viernes 08 de diciembre de 2023, 05:00h

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Siempre me ha llamado la atención lo diferente que es la cocina de cada una de las islas en Baleares. A pesar que tienen unos rasgos en común, los propios de la cocina mediterránea, existen pocas coincidencias en los platos y en los hábitos y las tradiciones culinarias. A la cocina de Ibiza la conozco menos pero de la de Menorca y Mallorca creo que puedo hablar con cierto conocimiento, y las diferencias son notables.

En Menorca no existen el frit, los escaldums, el arròs brut o las sopes; el trampó y el tumbet no se hacen igual; las empanadas, la sobrasada y la ensaimada, tres elaboraciones icónicas de las islas, también saben diferente; no existe la torrada o la pamboliada como conceptos culinarios y sociales; a las berenjenas y a los calamares rellenos en Mallorca les ponen carne; en Menorca el variat no se entiende, y el picante y los escabechados son poco habituales. Mención aparte merece el desayuno.

En Mallorca, sobretodo en los pueblos, se desayuna fuerte, con fundamento, incluso en muchísimos sitios es un encuentro social. Es muy probable que si entras en un bar de pueblo un sábado por la mañana te encuentres un montón de lugareños, y visitantes ocasionales, desayunando un variat (con ensaladilla y al menos un rebozado, of course), o cualquiera de las tapas que lo conforman, como los callos, el frito, la lengua, el pica-pica o las albóndigas. Ah! y en la mesa no pueden faltar las aceitunas y en muchos casos el alioli. Pero no sólo esto, también he visto desayunar sepia torrada, caminantes, anguila, bacalao, embutidos a la brasa. Todo esto con una copa de vino o una cerveza, y para terminar un rebentat de Amazonas.

Podría poner muchos ejemplos de desayunos con fundamento en Mallorca, aunque solo mencionaré dos, muy diferentes. En Palma, el Bar Frau, en el mercado de Santa Catalina, para mí es un lugar de peregrinación, un imprescindible, por el sitio (desayunas en la barra, o detrás de la barra, entre los camareros), por el servicio, rápido y atento, por todo lo que hacen, especialmente el frit y el bocadillo de pilotes seques (sin salsa), y porque desayunar en el mercado mola mucho. Y en fora vila Sa Vinya, en Binissalem, donde estuve hace poco, y solo diré que abren a las 8 de la mañana y a las 9 había unas 70 personas desayunando. Brutal!

En Menorca somos más de desayunar en casa. Al bar vamos más bien a tomar café y como mucho desayunar algo de repostería, muy rica y variada en la isla, una tostada con zumo de fruta o un bocadillo. Eso sí, a la hora del vermut, en los bares, y en las terrazas en verano, hay un ambientazo, sobretodo los fines de semana.

Lo dicho, o escrito, hasta aquí no es para desmerecer la cocina y tradiciones culinarias menorquinas, ni mucho menos (elogiarla requiere un artículo aparte), sino todo lo contrario, pero tampoco hacer de menos lo que comen y como lo comen en Mallorca, sino todo lo contrario. En la variedad y la diferencia está la riqueza, también en gastronomía. , se puede disfrutar mucho de la cocina en todas las islas. Tendré que hacer una escapada gastronómica a Ibiza, seguro que mi buena amiga María José @blog_ditifet será una gran anfitriona.

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