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La persecución a los chiringuitos arruina negocios y fomenta la generación de residuos

miércoles 24 de agosto de 2022, 02:00h

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De nuevo la palabra –turismofobia- y de nuevo, el dedo señalando a dos de los partidos que conforman el Govern, Més y Podem.

En esta ocasión ha sido el portavoz de la Asociación de Empresarios de Concesiones y Explotaciones de Servicios Temporales en el Dominio Público Marítimo Terrestre de Mallorca (ADOPUMA), Jaume Perelló, quien en una reveladora entrevista con mallorcadiario.com ha afirmado tajantemente que en el seno del Ejecutivo balear, y concretamente de los socios de Armengol, existe una hoja de ruta para acabar con todo lo que suene a turismo.

Perelló opina que, como el Govern no puede controlar los aeropuertos o los hoteles, se dedica a atacar a los pequeños negocios y lo que es peor, cree que este tipo de prohibiciones “van a ir a más”.

Prohibiciones como las que pesan sobre Can Gavella, Ponderosa Beach y Olimpia Opa & Oma –por poner sólo tres ejemplos- a los que Demarcación de Costas denegó a principios de verano el permiso de ocupación de las terrazas con mesas, sillas y sombrillas en base a los informes elaborados desde la Conselleria de Medi Ambient y Territori, en manos de Més.

La justificación principal: la emergencia climática, la urgente necesidad de frenar el proceso de retroceso y recesión del sistema dunar que este tipo de actividades generaría.

La cuestión, tal y como Perelló lo destaca en su entrevista, es que la gente (residentes y turistas) sigue acudiendo a la playa de forma masiva y por tanto, esa supuesta amenaza humana continúa existiendo y, de hecho, se ensancha ya que buena parte de los usuarios optan por el take away o la comida y bebida envasada de los supermercados. Resultado: toneladas de residuos –fundamentalmente plásticos- que acaban en la basura (contenedor gris, que no amarillo) o directamente, en la arena y después, en el mar.

El Govern puede controlar los permisos de actividades económicas pero jamás podrá controlar la voluntad de la gente de ir a pasar un día a la playa. Conviene aceptar la realidad, más cuando se gobierna.

En contra de lo que ha ocurrido con el patrocinio turístico del Mallorca, en el que el delirio turismofóbico de Més y Podemos ha podido con la acción sensata del PSIB de estirar la temporada para que más trabajadores tengan empleo en invierno, es el momento de que la presidenta del Govern, Francina Armengol, y su mano derecha, Iago Negueruela, cojan la sartén por el mango y gestionen la comunidad pensando en los intereses de la gran mayoría y no en los caprichos de sus socios y sus organizaciones subvencionadas. Mayo está a la vuelta de la esquina.