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Ecologistas aislados

sábado 13 de julio de 2013, 23:52h

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Han dado comienzo las obras de conexión de la autopista de Llevant con el Molinar. Con un coste aproximado de 17,3 millones de euros que financia íntegramente el ministerio de Fomento, se da respuesta a una vieja reivindicación de los vecinos del Molinar, Portixol y Coll d’en Rabassa. La necesidad de mejorar los accesos de estos barrios de Palma es notoria y cuando en 2013 se hayan completado las obras, se habrán solucionado muchos problemas de movilidad y conectividad que ahora atenazan a los vecinos.


Sin embargo, como suele suceder a menudo en nuestra isla ante los primeros movimientos de escavadoras, el buque insignia del ecologismo en Mallorca, el Grup d’Ornitologia Balear (GOB), junto a otros colectivos ignotos de jóvenes, como la Assemblea Joves del Molinar, han anunciado la convocatoria de movilizaciones a la vez que solicitan la paralización de las obras. Al día siguiente del inicio de los trabajos representantes de estos colectivos mantuvieron una reunión con Mauricio Rovira, conseller Insular de Urbanismo y Territorio, aunque sólo sirvió para constatar la enorme distancia que les separa y el “choque de modelos de sostenibilidad y movilidad” entre el Consell de Mallorca y las citadas entidades.

Desconocemos a qué modelo se refieren o si se ha planteado alguna alternativa viable, al margen de preservar cada metro cuadrado de suelo para que no se vea afectado algún rebaño de ovejas de los que pasta por aquella zona del Molinar. Tampoco parece que la construcción de un carril bici que una el Polígono de Levante con el Molinar, como contempla el proyecto, les satisfaga, si es que algo lo hace alguna vez. Ignoran que la obra pública ha sufrido un desplome brutal y que muchos trabajadores de este sector engrosan las listas de desempleados de nuestra Comunidad Autónoma, por lo que cualquier inversión es bienvenida por sí misma y porque genera puestos de trabajo. Concretamente aquí unos 260 empleos hasta el final de la obra.

Pero lo más importante de todo es que los vecinos y visitantes no deberán pasarse muchos minutos parados para acceder con cuentagotas a esta zona de Palma, con el consiguiente ahorro de combustible y de emisión de gases contaminantes, algo que también olvidan los del GOB. Los vehículos no deberán ir hasta la entrada de Palma o hasta el Coll d’en Rabassa para poder acceder a su barriada, lo que redundará beneficiosamente en todos.

Hay que estar agradecidos a los ecologistas por muchos de los logros que fueron capaces de conseguir, especialmente en los últimos 30 años del siglo pasado. Gracias a su trabajo para preservar parajes naturales de especial valor hoy los podemos disfrutar sin la huella del hombre y el desarrollismo que vivió nuestra tierra. Sin embargo, algunos parecen instalados en el aislacionismo y en el inmovilismo absoluto, lo que hace que su discurso pierda credibilidad. Hacen falta organizaciones serias que desde criterios científicos contribuyan a frenar actuaciones inapropiadas e insostenibles desde un punto de vista medioambiental. Pero si caen en la demagogia y en la negativa permanente, sin plantear alternativas, sus aportaciones no son solución para los problemas de la ciudadanía y no pueden ser tenidas por tales. Cuando las obras estén terminadas, les veremos disfrutar de los nuevos accesos como cualquiera y con la mejora en la calidad de vida que ello representará en términos de tiempo, de dinero y también de consumo de carburante.