Todos ellos tienen entre 40 y 45 años. El supuesto amante es menorquín, la mujer es de nacionalidad española y origen brasileño, y la persona que contrataron para matar a la víctima es de la República Dominicana y tiene antecedentes penales por tráfico de estupefacientes.
Todo ocurrió en agosto del pasado año. Una mujer avisó al 091 alertando que estaba siendo acosada por un hombre en las inmediaciones de su trabajo y el individuo acabó detenido.
Durante las pesquisas se averiguó que ambos mantenían una relación sentimental y que el individuo trataba de convencer a la mujer para que ésta revelara a su marido la existencia de su relación bajo la amenaza de difundir vídeos eróticos de ella.
UNA LATA DE CERVEZA CON FÁRMACOS DILUÍDOS
Posteriormente, los investigadores constataron la existencia de una lata de cerveza sin abrir que, según la mujer, había sido manipulada por su amante y que contenía ustancias para envenenar a su marido.
La lata habría sido colocada en una nevera del trabajo del hombre para que la bebiese y muriese.
Los análisis practicados por especialistas de la Policía Nacional confirmaron que la lata contenía una mezcla diluída de fármacos que, si bien no se confirmó que pudiera ser letal, podrían dormir o menguar la consciencia de la víctima para facilitar el asesinato por encargo.
A partir de ese momento la investigación dio un giro inesperado y lo que en un principio parecía un caso de acoso a una mujer por parte de un extraño se convirtió en un presunto plan homicida.
CONTACTOS CON SICARIOS E INTENTOS DE COMPRA DE ARMAS DE FUEGO
Los agentes comprobaron que, durante los meses anteriores, la pareja había estudiado distintas maneras para acabar con la vida del marido, así como las posibles formas de ocultación del crimen y su enmascaramiento como muerte natural.
Los policías averiguaron que el principal sospechoso intentó contactar con dos supuestos sicarios en el extranjero aunque el plan no fructificó. Por ello, la pareja optó por un asesino a sueldo en la isla a quien adelantaron 2.000 euros para cometer el crimen. La rápida actuación policial impidió la muerte del marido aunque constan vigilancias en su domicilio.
Además, el amante había tratado sin éxito de adquirir un arma de fuego y munición aunque finalmente adquirió una pistola de electroshock que no llegó a utilizar.
También intentó hacerse con sustancias tóxicas, como fármacos para eutanasia de uso veterinario aparte de la manipulación de la lata de cerveza.