Los componentes del Instituto Armado en Calvià iniciaron rápidamente la investigación de este hecho y, a partir de los informes llevados a cabo y de las manifestaciones de los testigos, los agentes llegaron a la conclusión de que el encargado de la obra se había comportado de manera negligente, colocando a los operarios que trabajaban en la obra en una situación de claro riesgo para su integridad física
Concretamente, según se dedujo de las investigaciones, el encargado había conectado unos cables de largas dimensiones, con empalmes al tendido eléctrico principal del local. De esta manera, los cables se hallaban en contacto con un andamio metálico, con el cual la víctima entró en contacto sufriendo el golpe eléctrico que le costó la vida.
TEMOR A UNA INSPECCIÓN
Por otra parte, siguiendo las conclusiones expuestas por la Guardia Civil, tras recibir la descarga, el operario se hallaba todavía con vida, pero, a pesar de ello, el encargado rehusó, en un primer momento, reclamar la presencia de los servicios sanitarios. No fue hasta más tarde, tras comprobar que la evolución del estado del trabajador empeoraba, cuando accedió a notificar el accidente al teléfono de emergencias.
La Guardia Civil considera que el encargado reaccionó de esta manera por temor a que se realizara una inspección en la obra y por la circunstancia de que la víctima era un trabajador en situación administrativa irregular.
De hecho, en cuanto supo que se iniciaría una investigación en relación al suceso, el directivo trató de ocultar las pruebas cortando los cables que habían provocado el accidente laboral y escondiendo el material. Sin embargo, los cables fueron posteriormente localizados por parte de los investigadores.
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