Llega ese fantástico momento del año en el que el no sabes qué ponerte, que ni frío ni calor, que ni chicha ni limoná. Que el armario se te queda pequeño porque los abrigos, bufandas y calcetines gordos siguen dentro pero, de golpe y porrazo, necesitas camisetas de manga corta y zapatillas finas. Porque sales a primera hora de casa y hace biruji pero pasan un par de horas y te arrepientes de ir como una cebolla, mientras pasan por tu lado jovencitos en chanclas.