La crisis económica provocada por la pandemia sumada a la histórica falta de vivienda, los precios inalcanzables y los bajos salarios empujan a cada vez más residentes de Baleares -especialmente de Palma y Vila- a compartir piso. Según un reciente estudio del portal Idealista, la oferta de alquiler de habitaciones ha aumentado durante el pasado año y lo que llevamos de 2021 aunque los precios han bajado.
Concretamente, la oferta de este segmento ha crecido en Palma un 35 por ciento en marzo respecto al mismo mes de 2020 -inicio de la pandemia- y la cantidad que se pide por ellas se ha reducido un 10 por ciento al pasar de 390 euros a 350 de media.
Un cambio de comportamiento habitacional derivado de la crisis económica que ha empujado a miles de propietarios e inquilinos a alquilar una o más habitaciones de su vivienda para hacer frente a la hipoteca o renta de la misma.
Es el caso de Wilson, un ecuatoriano de 41 años llegado a Mallorca hace 15, que hasta mediados del año pasado residía en un piso de la capital tan sólo con su mujer e hija pero que con el estallido de la crisis del Covid se ha visto obligado a hacer hueco a otra familia de compatriotas. "Mi mujer y yo estamos en ERTE y no nos basta para pagar el alquiler, que no ha bajado", explica a mallorcadiario.com. Desde septiembre comparten cocina, baño y salón con otras tres personas y gracias a los 320 euros que les pagan en negro, pueden salir adelante y no acabar en la calle.
Mónica, de 33 años y natural de Barcelona, trabaja en una empresa de marketing y desde que comenzó la pesadilla del coronavirus está en ERTE. "Pago 680 euros de alquiler y con lo que se me ha quedado el sueldo me es imposible llegar a final de mes". Por ello, ha decidido alquiler la habitación que hasta ahora le servía de despacho a una trabajadora del ámbito sanitario llegada en plena pandemia. "Sé que por motivos sanitarios es el peor momento de todos para meter a alguien en casa", explica a este medio, "pero era eso o dejar de pagar a la casera y exponerme a problemas".
Porque, efectivamente, los protocolos sanitarios de distanciamiento social y máxima higiene resultan más complicados de cumplir al aumentar el número de convivientes en un mismo núcleo pero la asfixiia económica de los residentes de Palma no favorecen otra solución. "Antes tenía la cocina, el baño y el salón para mí sola y ahora me expongo a que la otra persona pueda introducir el virus en casa o a meterlo yo y contagiarle a ella", reconoce. "Es un riesgo que asumimos ambas".
En el caso de Rosa y Emilio, residentes en un piso en propiedad de Playa de Palma, la ampliación de convivientes pasa por otros dos núcleos más. "Nuestra casa es antigua pero grande, con tres habitaciones. Hasta ahora no habíamos tenido necesidad de subarrendar espacios". Sin embargo, la hecatombe del Covid les ha empujado a abrir las puertas de su hogar a otras dos parejas -una desde casi el inicio de la pandemia y otra recientemente- ante la acumulación de deudas. "Lo hablamos con los dos primeros a los que metimos en casa y no vieron inconveniente en alquilar una tercera habitación a otras dos personas, siempre y cuando ellos pagaran menos y la higiene se extremase". De momento, no hay problemas de convivencia.
Otra realidad más que deja la pandemia en grandes ciudades.
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MADRID LIDERA EL AUMENTO DE HABITACIONES COMPARTIDAS
Y no sólo en Palma. La crisis arrasa en todos los rincones de España y el alquiler de habitaciones va al alza. En términos generales, la oferta de habitaciones en piso compartido en las capitales españolas se ha disparado un 93 por ciento en el año de la pandemia.
La ciudad en la que más ha crecido la oferta de habitaciones en piso compartido es Madrid, con un aumento del 180 por ciento en los últimos doce meses, seguida de Murcia (149 por ciento), Ourense (144 por ciento), Vitoria-Gasteiz (134 por ciento), Tarragona (120 por ciento) y Sevilla (116 por ciento).
Solo nueve capitales en España han experimentado descensos en su oferta de habitaciones durante este periodo, entre las que destacan Huesca (-33 por ciento), Burgos (-25 por ciento) y Pontevedra (-23 por ciento).
La ciudad en la que más ha caído el precio durante el último año ha sido Huelva, donde una habitación cuesta de media un 18 por ciento menos, seguida de Cuenca (-15 por ciento), Madrid (-13 por ciento), Granada (-12 por ciento), Barcelona (-11 por ciento), Palma (-10 por ciento), León (-9 por ciento) y Murcia (-8 por ciento).
Por el contrario, las ciudades en las que se han producido mayores incrementos de precio en las habitaciones son Castelló (14 por ciento) y Vitoria-Gasteiz (10 por ciento).
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