La hipertensión arterial es una de las condiciones de salud que más vida se cobra a nivel mundial. En este sentido, un adecuado control médico es necesario, especialmente ante ciertos factores de riesgo, como la edad, hábitos pocos saludables o alguna predisposición genética.
Tales circunstancias demandan, un seguimiento constante de los niveles de tensión arterial. Por lo que se aconseja tener un tensiómetro en casa. Si no se cuenta con uno, entonces conviene echar un vistazo a los disponibles en este enlace. Esto, a fin de detectar cualquier variación anormal en la tensión.
Este y otros cuidados pueden ser la clave para mantener la buena salud, evitando terribles consecuencias. En general, la tensión no debe exceder los 140 mmHg para la sistólica y de 90 mmHg para la diastólica.
Así, la hipertensión arterial puede llevar al organismo a superar esto limites, lo cual puede originarse por diversas razones. Esta, es conocida como la asesina silenciosa, debido a su aparente falta de síntomas. Sin embargo, causa daño de forma sistemática en órganos como el corazón, los riñones, ojos, cerebro y arterias.
No obstante, la hipertensión arterial puede controlarse, evitando los riesgos inherentes a ella. Esto puede requerir en muchos casos de tratamiento farmacológico permanente. Sin embargo, pequeñas modificaciones en el estilo de vida son igualmente importantes en el control de la tensión arterial.
Consultas médicas regulares
Las consultas regulares con el médico son necesarias para controlar tu tensión arterial y evitar posibles complicaciones. El control en casa también es fundamental, para ello se deben seguir los consejos indicados en este artículo.
Asimismo, se aconseja monitorizar la tensión arterial en casa con la ayuda de un tensiómetro adecuado. En este sentido, la Marca de tensiometros medisana, se encuentra entre las más fiables.
Vigila tu peso
La relación entre peso y tensión arterial se ha corroborado por cientos de estudios en las últimas décadas. Por ello, controlar el peso es una de las pautas esenciales en la lucha contra la hipertensión.
En general, la relación es aproximadamente de 1 mm Hg por cada tres kilogramos de peso. Esto puede variar de paciente en paciente, según otros factores y condiciones médicas. Sin embargo, es indudable que si se quiere controlar la tensión arterial, un primer e indispensable paso, será mantener un peso adecuado.
Ejercítate de manera regular
Este punto se relaciona profundamente con el anterior. Pues, el ejercicio es clave en cualquier régimen de control de peso. No obstante, su principal aporte radica en los efectos positivos del ejercicio físico sobre el sistema cardiovascular y la salud en general.
Así, en pro de mantener la tensión arterial adecuada, los especialistas sugieren realizar al menos 30 minutos al día de algún deporte o actividad física. Esto puede reducir hasta en 8 mm Hg la tensión arterial de un individuo. En este sentido, la constancia es fundamental. De poco servirá, hacer una o dos horas de ejercicio de forma esporádica.
Entre las actividades más recomendadas se encuentran, aquellas que estimulan el sistema cardiovascular. Por ejemplo, caminar, trotar, montar en bicicleta, nadar o bailar. Los ejercicios por intervalos de alta intensidad, así como el entrenamiento de fuerza también contribuyen a reducir la tensión arterial.
Aliméntate sanamente
En cuanto a la alimentación, se repiten los consejos habituales que invitan a llevar una alimentación adecuada. Es decir, que incorpore de manera regular cereales integrales, frutas, verduras y productos lácteos bajos en grasa.
Además, se debe prestar particular atención al consumo de grasas. Especialmente las grasas saturadas. Pues, estas inciden en los niveles de colesterol, parámetro que afecta notablemente en la tensión arterial.
Entonces, lo aconsejable es reducir la ingesta de mantequillas, algunas carnes, lácteos grasos y los embutidos. Por su parte, los pescados, frutos secos, aceite de oliva y el aguacate, forman parte de las llamadas grasas buenas. Su consumo está permitido, aunque se deben evitar los excesos.
También se aconseja evitar el consumo de alcohol, así como la cafeína. En relación a lo segundo, es posible preferir alternativas descafeinadas y las infusiones herbales.
Evita la sal en tu dieta
El consumo de sodio debe mantenerse en menos de 1500 mg al día. Para lograrlo, se recomienda prestar atención a las etiquetas de alimentos procesados, descartando aquellos con excesivo contenido sódico.
Aunque una mejor alternativa, es evitar el consumo de productos procesados. En su lugar, se sugiere preferir los alimentos frescos y las comidas preparadas en casa.
Por ello, al sazonar se debe optar por las hierbas y especias para agregar y realzar los sabores de los platos preparados. Asimismo, se sugiere elevar la cantidad de potasio, ya que este puede reducir los efectos del sodio en la presión arterial. En este sentido, la ingesta de frutas y las verduras es clave.