Consecuencias ejemplarizantes para el caso del 'tiktoker' Naim Darrechi

El influencer mallorquín Naim Darrechi empieza a sumar querellas judiciales después de que en una entrevista en Youtube alardease de mentir a sus parejas sexuales para no usar preservativo. A igual gravedad de comportamiento, el caso no habría tenido tando recorrido de tratarse de alguien con menos proyección social. En este caso, en cambio, la tremenda presencia pública del protagonista, con 26 millones de seguidores en la red Tiktok, confiere al asunto una trascendencia que el propio Naim no pareció medir cuando hizo tales declaraciones.

De momento, y al margen de las denuncias presentadas por organizaciones que defienden los derechos de la mujer, el caso ha movilizado al Ministerio de Igualdad -que ha lanzado a la Fiscalía a actuar-, y al propio Govern balear, que ha anunciado que se querellará contra Darrechi por abuso sexual mediante engaño, por incitación a la violencia contra las mujeres y contra su libertad sexual, y contra los derechos sexuales y reproductivos.

Habrá que ver el recorrido judicial de estas querellas, si no convergen denuncias personales de las afectadas. Pero la nueva ley del "solo sí es sí" puede comprometer seriamente al protagonista de esta historia, que podría ser acusado de agresión sexual después de haber confesado que no usaba preservativo al practicar sexo y que, no solo lo hacía sin el consentimiento de sus parejas, sino que, además, las engañaba bajo la excusa de que él era estéril.

Naim, convertido a sus 19 años en el 'tiktoker' más seguido de España, se apresuró a pedir perdón una vez que estalló la polémica, consciente del impacto de sus palabras y evaluando, quizás, el rédito futuro que podrá obtener de tal polémica. Pero la reacción de la estrella de Tiktok no parece haber aplacado la ola de indignación que crece en torno a un asunto que afecta a los derechos de las mujeres, ante los que la sociedad -y la justicia- ya muestran un alto grado de sensibilidad.

Considerar insustanciales unas redes sociales en las que triunfan los chistes fáciles, los retos absurdos, las imitaciones sin gracia o las coreografías provocadoras sería un error. Aunque sólo sea por los millones de seguidores que emplean largas horas de su jornada a observar este tipo de contenidos simplones. Que estos followers -en su mayoría jóvenes- puedan llegar a tener como referencia las actitudes de personajes como Naim Darrechi es un riesgo contra el que los propios influencers deberían conjurarse. Y en todo caso, si no es así, las consecuencias ejemplarizantes de este tipo de acciones deberían ser directamente proporcionales al número de seguidores, que en el caso de Naim son millones.

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