A esa hora el control era realizado por agentes de la Guardia Civil, totalmente desbordados, en una decena de cabinas, mientras otros 40 controles con lector automático de pasaporte permanecían inactivos, al parecer porque a partir de las doce de la noche quedan sin personal que los atienda.
Como resultado, las esperas se han prolongado por encima de lo deseado, provocando la indignación de los pasajeros afectados, entre ellos muchos niños agotados.
Esta misma situación se reproduce de forma puntual en alguna horas del día, dependiendo del flujo de llegadas, pero muchos usuarios han hecho constar la falta de adecuación del número de controles a las necesidades reales del aeropuerto del Palma, uno de los principales de la red estatal y que más ingresos reporta.
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