Carta desde Suecia: Los turistas no matan Mallorca

Trabajé en 1982 como guía turístico en Cala Millor. Por entonces era un muchacho rubio y entonces joven.

Me gustaba mucho enseñar la isla increíblemente hermosa a mis clientes venidos desde Dinamarca y Suecia. Me encantaba Mallorca, una isla ncreíblemente hermosa, e indicarles los sitios de la isla que casi nunca visitaban los turistas. Los Mallorquines hacían todo posible para que nosotros, los turistas y los guías, tuviésemos una temporada maravillosa.

Hoy no sé si me gustaría volver a visitar la isla. No es por falta de ganas sino porque muchos Mallorquines evidentemente no quieren que ni yo ni nadie como yo visitemos la isla.

Los medios de la isla informan sobre acciones de protesta durante el sábado pasado en el aeropuerto de Palma. Grupos separatistas en la sala de llegadas llevaron carteles grandes declarando tonterías como "¡Los turistas matan a Mallorca!"

Creo que ya ha venido el tiempo de que la mayoría de los mallorquines, aquellos que no se solidarizan con las protestas, hagan que se escuche sus voces.

Sin nosotros, los turistas, la pregunta es ¿qué habría pasado con la isla bañada por el sol?

¿Cuántos de los habitantes de la isla habrían tenido un trabajo? Y los que tuvieran uno ¿con qué trabajarían? Además de con un burro y un molino primitivo o cosechar almendras o sentarse en el banco bajo el árbol en las plazas?

Obviamente, entiendo que cerca de mil movimientos de vuelos diarios en el aeropuerto son demasiados. Al mismo tiempo, sé que Mallorca y sus políticos y sus habitantes han hecho mucho en los últimos años para despejar lo peor. Posiblemente queda una limpieza importante de Magaluf pero por lo demás, la isla ahora es un paraíso. No sólo para las turistas hambrientos de vacaciones sino también para una gran parte de la población que realmente logra una prosperidad que no habría sido posible sin todos los euros de los turísticos.

Si la isla pusiese un letrero gigante con "Tancat" -cerrado en el mallorquín- y se excomulgase el turismo, creo que las separatistas y otros enemigos turísticos muy pronto encontrarían otra cosa que odiar. Rehacer - ¡haz lo correcto!

Mallorca: ¡Te quería tanto! ¿Lo estoy haciendo hoy? ¡No lo sé!

Jens Fagerlund, Estocolmo, Suecia