Estimada Francina,
Junto con saludarle, le escribo estas líneas primero para felicitarla y en segundo lugar para agradecerle su gestión en esta pandemia. He visto últimamente las manifestaciones en las calles que exigen su dimisión, especialmente el grupo de propietarios y trabajadores de la restauración. Debo decirle que si bien me pongo en los zapatos de miles de pymes que ven peligrar la supervivencia de sus negocios, que entiendo perfectamente, también me han parecido tremendamente irresponsables, rozando un desenfadado doble estándar.
Desde que nos levantaron la cuarentena de casi dos meses, he sido testigo de cómo pese a perder las temporadas vacacionales, ni bares ni restaurantes perdieron su clientela local. Por el contrario. Los propios residentes comenzaron a salir más que antes a copar estos auténticos puntos calientes de contagio. Este verano vi con mis propios ojos restaurantes y sus terrazas repletas por toda Mallorca, beach clubs a reventar de clientes. Lo mismo las tiendas y grandes superficies comerciales entre las fiestas de Navidades. En ninguno de estos establecimientos vi nunca que se respetaran las medidas de distanciamiento social. Por el contrario. Me daba la severa impresión de que no les importase esta tremenda crisis de salud pública que ya lleva 60.000 muertos en el país, como que nunca hubiese sucedido nada, exponiéndose ellos, a sus familias, amigos y conocidos, pasando del sufrimiento de esas 60.000 familias que perdieron a uno de los suyos en circunstancias escalofriantes. Me ha resultado tremendamente egoísta. Sencillamente dejé de ir a estos lugares por miedo a contagiarme gratuitamente, sin necesidad, en estos sitios destinados al ocio.
El cierre que hoy los afecta era inevitable. Lo sabían de sobra y a mi juicio muy personal creo que se aprovecharon totalmente de su situación de cierta libertad. Por la misma razón me resulta desconcertante que sea ahora la autoridad la responsable, representada en su cargo, exigiendo encima su dimisión. Me parece de un caradurismo inaceptable y deben saberlo, sin pelos en la lengua ni eufemismos.
Como todo el resto de habitantes de Mallorca y el resto del mundo, pasamos tiempos sumamente severos desde el punto de vista económico y me incluyo. Casi no tengo ahorros ni un negocio. Pero eso no me da ningún derecho a no respetar normas sanitarias que han sido muy claras desde el primer día para evitar contagios. Tampoco me da ningún derecho a ir a un lugar que no es de primera necesidad para exponerme y exponer la vida y la salud de los otros de una manera tan superficial, egoísta, narcisista y fútil.
La única manera de controlar una pandemia, se sabe de sobra por libros de historia, sin inventar ninguna rueda, es con cuarentenas rigurosas y medidas rigurosas. No tiene más vuelta ni discusión. Es nuestro deber como ciudadanos y comunidad entenderlo y respetarlo de manera colectiva. En una crisis sanitaria no caben los egoísmos ni las dobles lecturas según conveniencias personales.
Agradezco su dirigencia y diligencia, la seriedad en el rigor para gestionar esta crisis y los resultados que ya vemos muy claramente, la reducción real en incidencias y los contagios a la baja. "La Resistencia" se ha quedado sin argumentos ante los números sanitarios y deben aceptarlo y colaborar. No siempre podemos querer quedarnos con pan y pedazo.
Le escribo estas líneas Francina porque a veces, aunque sepamos que estamos haciendo lo correcto, de manera seria, es también importante que nos lo hagan saber y recibir un gracias. Y si uno es servidor público, ese gesto tiene que ser de un ciudadano común y corriente como yo.
Afectuosamente,
Alexis Ceballos
Vecino Santa Catalina